Por segundo año consecutivo sonaron canciones de Oasis en Kobetamendi.
Lugar: Kobetamendi.
Público: 35800 personas.
11/07/2019
Primera jornada del Bilbao BBK Live en un día soleado y caluroso aunque sin agobios de calor. El festival bilbaíno ya cuenta con experiencia suficiente y a lo largo de los años ha ido mejorando ciertos aspectos que se han hecho todavía más palpable este año. No hubo colas a primera hora para subir al monte en autobús como otros años. También hay que destacar el transporte. Buses amplios, numerosos y más nuevos y cómodos en el que entra más gente y por lo que parece no se puede ir de pie. Ya en el monte han conseguido mayor fluidez en el trafico (uno de los grandes problemas en estos años). Al tirar definitivamente la fábrica de Beyena ahora los autobuses paran en este parking amplio y asfaltado y es de agradecer que los asistentes tengan un camino lateral para evitar el primer tramo de cuesta que tal vez es la parte más empinada de todo el recorrido. Pero vayamos a lo importante, la música de los cabezas de cartel con claro sabor británico de la década de los 90.
El cabeza de cartel de la primera jornada del Bilbao BBK Live era la otra parte de Oasis, el otro hermano, Liam Gallagher. Si el año pasado tuvimos a Noel ofreciendo un concierto variado en lo musical y rico en matices y sin abusar del legado de Oasis, Liam es todo lo contrario. Algo menos de 10 canciones es lo que tocó de la banda disuelta hace 10 años. Casi la mitad de su setlist. Era la segunda vez que pisaba Kobetas ya que estuvo hace unos años con su anterior banda Beady Eye. Con Rock ´n´ Star de como no Oasis daba comienzo su directo. Además en el escenario se podía leer la palabra Rock ´n´ Roll en el piano. No faltó tampoco otro clásico de la banda británica como Morning Glory. El público celebraba cada canción y las coreaba a voz en grito. A Liam le vino muy grande el ser cabeza de cartel un festival como Kobetas. De momento es la voz de Oasis y poco más. Sus canciones en solitario de su único disco pasaron desapercibidas como Wall of Glass e inclusive su nuevo single de su próximo disco Shockwave.
La banda que acompañaba a Liam Gallagher era cumplidora y poco más. Sin un ápice de emoción y entrega, Liam siempre canta igual. Centro del escenario, manos atrás y casi sin moverse. Estuvo más comunicativo que otras veces pero para ser el líder de un proyecto estuvo soso (alguna mención como no a su equipo el Manchester City) y poco más. Seguían los himnos de Oasis con temas como Columbia, Slide Away y la más que animada Roll with It en donde el público saltaba y cantaba. Claros sonidos del brit pop con esencia a los Beatles sonaban en el escenario principal. Recta final para otro tema nuevo del próximo disco de Liam The River y vuelta al legado de Oasis con Cigarettes & Alcohol y el himno de los británicos Wonderwall, de nuevo sonando en Kobetas, en donde Liam dejó cantar el estribillo al público. Llegaron los bises con más temas de Oasis con el inicial Supersonic en una onda muy rockera y acabar con la preciosa Champagne Supernova en un formato más acústico y tranquilo. En fin cero riesgos de Liam Gallagher. Fue a lo seguro cantando canciones de una banda que tuvo sus mejores tiempos hace 20 años. Disfrutarían mucho los fans de Oasis y es que parecía más un concierto de la banda que de el que fuera cantante del grupo que ahora esta en solitario. Tan solo ha publicado un disco en solitario, en septiembre publicará su segundo Why me? Why Not, por lo que resulta cuanto menos sorprendente su puesto en la cabecera del festival. Ni su hermano Noel con una carrera más larga en solitario lo fue el año pasado. Oasis si serían cabeza de cartel indiscutible pero a Liam le falta bastante recorrido en solitario para serlo.
El otro nombre destacado de la noche era Thom Yorke, líder de los también británicos Radiohead, que venía con su proyecto electrónico Tomorrow´s Modern Boxes. Un concierto algo desigual y tal vez demasiado largo pero no exento de calidad y sobre todo de riesgo. Por supuesto no tocó ningún tema de la banda que le ha hecho famoso (tal vez alguno despistado las esperaba) aunque si tocó un par de temas de su otro proyecto Atoms for Peace. En formato trío y con unos imponentes visuales (el escenario casi no tenía luz, solo la de las pantallas) Thom comenzó con Interference. Fue alternándose entre piano, mesas de sonido y hasta bajo. Vestido completamente de negro y con el pelo recogido en coleta, Thom bailó de esa forma que solo lo sabe hacer él, saltó y cantó como los ángeles. Y es que la voz del británico si transmite emociones. Rica en matices, su voz es delicada cuando quiere y llega al falsete en mucha ocasiones. El mejor tema de su concierto llegó en el ecuador con la preciosa Dawn Chorus en el que su voz solo es acompañada por el piano. Hubo bastantes deserciones a lo largo del concierto y es que, como hemos dicho, su música es arriesgada y hasta rara en ciertas canciones (como la de Radiohead) y no es apto para todos los paladares y a muchos les puede parecer que esta electrónica no engancha acostumbrados a que sean ritmos más bailables. La de Thom Yorke no es así. Sus conciertos son más hipnóticos con gustos por lo detalles y sobre todo más pausados. Un concierto irregular, como el de Liam Gallagher, en donde Thom cantó de forma extraordinaria pero se hizo algo largo su set electrónico.
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