Lugar: Abandoibarra
Público: Lleno
Duración: 95 minutos
Público: Lleno
Duración: 95 minutos
20/08/2011
La explanada de Abandoibarra se veía desde las escaleras de museo Guggenheim abarrotada de gente que iba a presenciar el concierto de Josep Capdevila o lo que es lo mismo Sergio Dalma. Público eminentemente mayor, matrimonios que superaban los 50 y 60 años de edad y que normalmente no acuden a conciertos el resto del año. Por lo que no hubo mucha protesta por la tardanza en el inicio del concierto. Poco respeto mostró Sergio Dalma y su banda ya que los conciertos de fiestas de Bilbao empiezan casi siempre puntuales y no es de recibo el cuarto de hora de retraso del concierto a no ser que tuvieran algún problema que no lo detectamos.
Sergio Dalma consiguió el éxito masivo gracias a su actuación en 1991 en el festival de Eurovisión y desde entonces ha sido concruente en lo musical y en lo estilístico y no se ha dejado influenciar por modas pasajeras. Cosa que le honra.
Tras una canción instrumental, por la parte de detrás del escenario salía Sergio Dalma ante los primeros gritos de sus fans de las primeras filas con la primera de la noche. Un tema antiguo de cuando no era excesivamente famoso la animada Como cada Mañana. Prosiguió con un rock inofensivo titulado Castigado por Pensar en ti y Fuego en el Alma para por fin dar las buenas noches y sonreír. A partir de entonces el catalán fue desgranando canciones de su último disco, Vía Dalma, y el concierto se torno en canciones dedicadas al amor con abundancias de baladas, interrumpidas por canciones más alegres como la coreada Soy un Italiano. Las fue intercalando con alguna canción del pasado, hasta que por fin llego la canción que muchos esperaban. Bailar Pegados. La gente la coreaba junto a Sergio Dalma. A partir de esta canción empezó otro concierto, y dejo aparcado los temas más relajados y temas de su último disco para cantar los temas de sus 22 años de carrera. La Vida Empieza Hoy, alguna versión como Gloria de Umberto Tozzi. Tras hora y cuarto de concierto se despidió del público.
Tiempo para los bises, en formato acústico sonó otro de sus éxitos Solo para Ti, recordó una de sus primeras canciones Esa Chica es Mía y se despidio de forma animada con Galilea. Un concierto correcto con una banda correcta que no le hizo sombra y no tuvo ninguna floritura y aunque Sergio Dalma tiene algo menos de voz que cuando empezó cumplió sobradamente las expectativas ante un público que les tenía metidos en el bolsillo de antemano.
Por cierto, el tapón que hubo nada más acabar el concierto fue algo vergonzoso. Este año, y creo que es el primero, la organización de los conciertos de Abandoibarra ha puesto unas vallas que ocupan casi la mitad de las escaleras del museo Guggenheim y si a esto le unimos a esos bobos (no tienen otro nombre) que se sientan en las escaleras para beber y hablar como si no tuvieron otro sitio el resultado es un embotellamiento mayúsculo. Pero estos bobos no se crean que se mueven, ven venir a una muchedumbre que quiere salir de la explanada y ni se mueven. Hace bastantes años se le criticaba a la maravillosa Plaza del Gas porque no reunía las condiciones de seguridad y no había salidas de emergencia, ahora en la explanada de Abandoibarra, que supuestamente es mejor, facilitan estas salidas poniendo vallas para que la gente tenga más fácil salir. Incomprensible esta actitud de ocupar una vía de escape con vallas. Todo sea para que desde arriba no vean el backstage de los artistas. Vergonzoso.
Sergio Dalma consiguió el éxito masivo gracias a su actuación en 1991 en el festival de Eurovisión y desde entonces ha sido concruente en lo musical y en lo estilístico y no se ha dejado influenciar por modas pasajeras. Cosa que le honra.
Tras una canción instrumental, por la parte de detrás del escenario salía Sergio Dalma ante los primeros gritos de sus fans de las primeras filas con la primera de la noche. Un tema antiguo de cuando no era excesivamente famoso la animada Como cada Mañana. Prosiguió con un rock inofensivo titulado Castigado por Pensar en ti y Fuego en el Alma para por fin dar las buenas noches y sonreír. A partir de entonces el catalán fue desgranando canciones de su último disco, Vía Dalma, y el concierto se torno en canciones dedicadas al amor con abundancias de baladas, interrumpidas por canciones más alegres como la coreada Soy un Italiano. Las fue intercalando con alguna canción del pasado, hasta que por fin llego la canción que muchos esperaban. Bailar Pegados. La gente la coreaba junto a Sergio Dalma. A partir de esta canción empezó otro concierto, y dejo aparcado los temas más relajados y temas de su último disco para cantar los temas de sus 22 años de carrera. La Vida Empieza Hoy, alguna versión como Gloria de Umberto Tozzi. Tras hora y cuarto de concierto se despidió del público.
Tiempo para los bises, en formato acústico sonó otro de sus éxitos Solo para Ti, recordó una de sus primeras canciones Esa Chica es Mía y se despidio de forma animada con Galilea. Un concierto correcto con una banda correcta que no le hizo sombra y no tuvo ninguna floritura y aunque Sergio Dalma tiene algo menos de voz que cuando empezó cumplió sobradamente las expectativas ante un público que les tenía metidos en el bolsillo de antemano.
Por cierto, el tapón que hubo nada más acabar el concierto fue algo vergonzoso. Este año, y creo que es el primero, la organización de los conciertos de Abandoibarra ha puesto unas vallas que ocupan casi la mitad de las escaleras del museo Guggenheim y si a esto le unimos a esos bobos (no tienen otro nombre) que se sientan en las escaleras para beber y hablar como si no tuvieron otro sitio el resultado es un embotellamiento mayúsculo. Pero estos bobos no se crean que se mueven, ven venir a una muchedumbre que quiere salir de la explanada y ni se mueven. Hace bastantes años se le criticaba a la maravillosa Plaza del Gas porque no reunía las condiciones de seguridad y no había salidas de emergencia, ahora en la explanada de Abandoibarra, que supuestamente es mejor, facilitan estas salidas poniendo vallas para que la gente tenga más fácil salir. Incomprensible esta actitud de ocupar una vía de escape con vallas. Todo sea para que desde arriba no vean el backstage de los artistas. Vergonzoso.
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