25 de agosto de 2012

CRONICA DESDE EL INFIERNO NEGRO

La Karola se volvió a convertir en un espacio para un macro botellón masivo en el concierto de Esne Beltza con numerosos incidentes y peleas.

Penúltimo concierto en la explanada del museo Marítimo (La Karola) en fiestas de Bilbao. Tal como anuncio el alcalde Iñaki Azkuna ha tomado la decisión de que este espacio no es adecuado para conciertos y este será el primer y único año de conciertos en este lugar (parece que se da cuenta ahora).
El día anterior los DJ´S de Maxima FM consiguieron cerrar por primera vez el espacio desde las 23:20h. Esne Beltza no lo consiguió cerrar tan pronto y la foto tomada a las 23:35h. muestra el reguero de gente que había a esa hora. Una vez dentro la imagen era inquietante. Miles de personas sentadas en el suelo alrededor de bolsas de plástico, litronas de cristal y botellas de 2 litros de Coca-Cola. Un macro botellón en toda regla. Estaba claro que iba a ser una noche movidita para el personal de seguridad.

Lugar: Explanada del museo Marítimo (La Karola)
Público: 7500 personas.
Duración: 103 minutos
24/08/2012

Esne Beltza salió puntual a la cita con una explanada rozando el lleno. Siempre sorprende que grupos como Esne Beltza que se están haciendo todas las fiestas vascas tanto de pueblos pequeños como de grandes ciudades ( la semana pasada estuvieron en Portugalete y dentro de un mes estarán en las fiestas del barrio de San Miguel de Basauri). Todos los años hay un grupo de este tipo que se hace todas las fiestas, como paso el año pasado con Ken Zazpi. Las letras del grupo tienen un fuerte componente político y reivindicativo. Así lo atestiguan las pancartas que había en el escenario y es que no cabía una más. Pancartas en favor de Kukutxa, a favor del euskera...
Tras la bocina típica en los conciertos de Esne Beltza DJ DZ comenzó su sesión en los platos para que saliera un breakdancer para hacer de las suyas. para poco después salir la banda al completo. Durante estas primeras canciones como Sonidero se volvió a evidenciar que la acústica de La Karola es mala y más si tienes a más de 8000 personas gritando. La voz de Xabi Solano se oía poco, la sección de viento no tenía presencia en estas primeras canciones y solo se oía batería, bajo y samplers quedando en segundo o tercer lugar guitarra, vientos y trikitixa.

Poco importaba a los presentes la mala acústica y es que un público joven veinteañero solo querían saltar y bailar mientras bebían (se vio a mucha gente de espaldas al escenario sin ver lo que pasaba en él). Tras una lluvia de confetis en la segunda de la noche en la que Sergio Ordóñez (Patxuko) se quitó la camiseta para enseñar, por si había alguna duda, su apoyo al Ibilaldia, el grupo seguía con su estilo entre Mano Negra en lo musical y Fermin Muguruza en las letras (antes de la existencia de este grupo era la banda que acompañaba al de Irun) cantando en la mayoría de canciones en euskera con algún estribillo en castellano e inglés.
Pero el momento álgido de la noche estaba por llegar. Tras presentar a un mítico trikitilari de Azpeitia y cantar tres canciones sobre el escenario (La Karola se vino abajo cuando cantaron Ikusi Mendizaleak) el grupo se bajo del escenario para tocar entre el público como siempre lo suelen hacer.

En mitad del espacio de La Karola se quedaron y junto a un breakdancer hicieron las delicias de los asistentes y los problemas para los chicos de la seguridad. Una vez acabado el espectáculo en esa zona se dirigieron tocando ante la alegría del público y los problemas para otros (cerca nuestro había una chica en silla de ruedas que de poco la apachurran) hacia la torre de sonido en donde en un pequeño escenario continuaron el concierto tocando más temas. Pero tenían que volver al escenario por lo que se tuvo que volver a hacer pasillo y de nuevo más problemas para el personal de seguridad que a empujones se hacían hueco entre la marabunta micrófono en ristre. Se volvieron a parar en el centro de la explanada para tocar más temas volviendo locos a los de seguridad.

Tras más de 25 minutos fuera del escenario Esne Beltza continuaba sobre el escenario principal. Ya estaban en la recta final y el concierto se convirtió en una jungla. El grupo piso el acelerador con sus canciones más conocidas y movidas y el ambiente se enrareció. Empezaron a llover litros y litros de kalimotxo, a volar botellas tiradas, en su gran mayoría, con fuerza y a dar y se vieron muchos empujones y conatos de peleas. Al lado nuestro fueron regados un grupo de tres chavales veinteañeros con kalimotxo tirado de la parte de atrás y de poco se enzarzar con dos chavales que no superaban los 14 años echándoles la bronca e insultándoles hasta que mediaron varias personas para tranquilizarles porque ellos no habían sido. Tras una hora y 25 minutos Esne Beltza se despidieron.

Con unos ánimos algo más calmados el grupo volvió al escenario para tocar temas algo más tranquilos como el que da titulo a su gira y disco Freedom y volver para el último tema con todo el grupo delante del escenario y también los breakdancers tocando el tema Euskeraz Bizi nahi dut.
Final del concierto y final de la tortura para muchos. No se puede decir que Esne Beltza hicieran un mal concierto ya que divirtieron a la gente incitandoles al baile y a la fiesta pero de nuevo un sonido pésimo y un sitio incomodísimo hacen de este concierto un verdadero infierno y una caja de cerillas que estuvo a punto de reventar. Demasiado agobio para disfrutar de un concierto. Una de las cosas que más hay que destacar el grupo son las excelentes proyecciones que tienen.

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