Muumford & Sons fueron unos dignos cabezas de cartel a pesar de sus vaivenes acústicos y eléctricos.
Lugar: Kobetamendi.
Público: 40000 personas (lleno).
09/07/2015
En la primera jornada del Bilbao BBK Live 2015 dos nombres poderosos llamaban la atención en el cartel. Por un lado Counting Crows que es un grupo que suele dar pocos conciertos por nuestro país y por el otro lado los crecidos Mumford & Sons que repetían en el festival pero esta vez de cabezas de cartel. Suerte desigual para ambos grupos.
Lo que ofreció en Bilbao Counting Crows solo tiene un nombre, decepción. Bajos de forma y hasta desganados los Counting Crows decepcionaron en un concierto sin pasión, ni entrega y con pocos momentos de lucidez. Los americanos comenzaron tranquilos con un tema clásico de su dilatada colección. Y a las primeras de cambio el tema que les dio la fama Mr. Jones. No se puede hacer peor. Se nota que Adam Duritz ya está cansado de cantar esta canción y no le pone ningún empeño y la canta de forma diferente. A partir de ahí desvandada general. El público se fue marchando en oleadas y es que el concierto no acababa de despegar. Una buena banda de músicos y un Duritz apagado. Fueron cayendo clásicos de la banda como Omaha pero tampoco ayudó que en la parte central hubo un parón de varios temas seguidos tranquilos. Hubo poco rock y la figura de Duritz estuvo diluida entre la desazón y el aburrimiento.Tampoco faltaron buenos temas como Big Yellow Taxi o la útlima de la noche Holiday in Spain. No fue un buen concierto no.Muchos se escaparon del concierto de Counting Crows para coger un buen sitio para el verdadero cabeza de cartel del día, Mumford & Sons y estos no decepcionaron.
Puntuales a la cita en el escenario principal salían Mumford & Sons. Con un tema de su nuevo disco llamado Snake Eyes daban comienzo a un concierto en donde se fueron turnando lo eléctrico con lo acústico. Y es que el grupo con este nuevo disco llamado Wilder Mind han dado un giro completo a su sonido. Pero a pesar de ello no faltaron sus antiguos temas como la muy coreada I Will Wait ya con banjo y contrabajo. Y es que al final las canciones más coreadas y en donde el grupo se volvía loco eran las más antiguas. No obstante la mejor canción de la noche fue la preciosa y relajada Ghosts That We Knew en donde una de las bazas del grupo que son los coros más se dejan sentir. Temazo. Pero como decíamos el grupo ha girado hacia sonidos más eléctricos y ahora intentan hacer rock de estadio en una mezcla entre Coldplay ( su primer single Belive es un claro ejemplo) y hasta en ciertos momentos a King of Leon.
El grupo supo dar dinamismo a su música y fueron continuos los cambios en los instrumentos. A falta de una batería como antes ahora tienen dos y hasta Marcus tocó un par de temas en la batería. Pero el público quería más folk que rock y de nuevo se vino arriba con The Cave. Vuelta de nuevo con sonidos rockeros con Ditmas y final del concierto en el que Marcus tiró la batería al suelo. Pero aún quedaban los bises con de nuevo una festiva Little Lion Man, un clásico de la banda con todo Kobetas bailando, saltando y cantando y despedirse de nuevo con la rockera The Wolf.
Muy buen concierto de Mumford & Sons que cumplieron con creces su papel de cabezas de cartel. Hicieron sus pinitos en euskera y es que lo primero que dijo Marcus al público fue Zelan zaudete y hasta nos dijo Maite Zauitut. A Mumford les costará quitarse las guitarras acústicas si es el camino que quieren hacer porque de momento siguen siendo las canciones que el público quiere oír en directo y las que más celebran.
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