Álvaro Segovia y sus Cavaliere fueron los mejores de una pobre jornada del villa de Bilbao.
Lugar: Bilborock- La Merced.
Público: Algo más de media entrada.
Duración: 112 minutos.
29/09/2016
Nueva jornada del concurso villa de Bilbao en su sección pop- rock, la cuarta de lo que llevamos de concurso. La de este jueves ha sido la jornada más pobre con grupos demasiado diferentes entre sí y que no dieron conciertos redondos. El público como es habitual en el concurso se acercó en mayor número para ver al único grupo bizkaino que tocó en segundo lugar tras los problemas con el avión que tuvieron uno de los grupos.
Los primeros en aparecer por el escenario fueron el cuarteto catalán The Zephyr Bones. De nuevo la psicodélia en el villa de Bilbao y es que este año parece que el jurado ha abusado de este tipo de grupos en la elección de bandas. Los tres chilenos y un catalán intentan crear espacios oníricos con su música con mucho toque de sintetizador y voces tratadas y lejanas pero su música sonó muy lineal y falta de ideas. Lo más destacable del grupo fue su bajista que aportó algo de robustez al sonido de la banda. Desde luego no fue un buen comienzo de esta cuarta jornada del villa de Bilbao. Mejoraron algo en la parte final cuando su teclista y también guitarrista cogió la voz cantante dejando de lado las voces psicodélicas y lejanas.
El segundo de la noche era el trío bizkaino Cavaliere con el músico Álvaro Segovia (ex Atom Rhumba entre otros) al frente. El trío de sobrada experiencia en directo ofrecieron un concierto por debajo de sus posibilidades. Un concierto de menos a más con una primera mitad mala por los problemas con el sonido (la primera canción la batería sepultaba la voz y el resto de insturmentos y la segunda se les acopló el bajo). En La Hora de la Violencia empezaron a retomar el vuelo a pesar de algún desliz en las voces de Álvaro Segovia y en Ufola mostraron todo su potencial. Rock cantado en castellano con influencias internacionales en la onda de James Hunter. Se despidieron con No me Esperes más, una de los temas de su único EP dejando la sensación de que no tuvieron buena suerte con el directo debido a un mal comienzo por culpa del sonido porque sobre el escenario de Bilborock había tres de los mejores músicos de Bilbao.
Tras los problemas con el avión, los terceros de la noche nos venían desde Málaga, los inclasificables J.J. Sprondel. En formato trío su música cantada en castellano no cuajó y aunque sorprendieron con temas que iban desde el rock más setentero (las mejores de su concierto) hasta el jazz y lo que podríamos llamar jam session. Y es que el grupo mete demasiados desarrollos intrumentales y el tedio llegó en la mitad de directo que uno de estos excesivamente largos momentos. Además Carlos Moratalla, cantante del grupo, pasaba de registros rockeros a una mezcla entre rock andalucí y sonidos árabes más reposados y tranquilos.
En fin una jornada bastante pobre la del jueves en Bilborock.
El segundo de la noche era el trío bizkaino Cavaliere con el músico Álvaro Segovia (ex Atom Rhumba entre otros) al frente. El trío de sobrada experiencia en directo ofrecieron un concierto por debajo de sus posibilidades. Un concierto de menos a más con una primera mitad mala por los problemas con el sonido (la primera canción la batería sepultaba la voz y el resto de insturmentos y la segunda se les acopló el bajo). En La Hora de la Violencia empezaron a retomar el vuelo a pesar de algún desliz en las voces de Álvaro Segovia y en Ufola mostraron todo su potencial. Rock cantado en castellano con influencias internacionales en la onda de James Hunter. Se despidieron con No me Esperes más, una de los temas de su único EP dejando la sensación de que no tuvieron buena suerte con el directo debido a un mal comienzo por culpa del sonido porque sobre el escenario de Bilborock había tres de los mejores músicos de Bilbao.
Tras los problemas con el avión, los terceros de la noche nos venían desde Málaga, los inclasificables J.J. Sprondel. En formato trío su música cantada en castellano no cuajó y aunque sorprendieron con temas que iban desde el rock más setentero (las mejores de su concierto) hasta el jazz y lo que podríamos llamar jam session. Y es que el grupo mete demasiados desarrollos intrumentales y el tedio llegó en la mitad de directo que uno de estos excesivamente largos momentos. Además Carlos Moratalla, cantante del grupo, pasaba de registros rockeros a una mezcla entre rock andalucí y sonidos árabes más reposados y tranquilos.
En fin una jornada bastante pobre la del jueves en Bilborock.